Reconocerle sus méritos sin ser pelota y ofrecerle ayuda cuando la necesite pueden mejorar la relación
El pasado miércoles se celebró en Estados Unidos el Día Nacional del Jefe. Al parecer, una mujer llamada Patricia Bahías Haroski registró este día en la Cámara de Comercio de Estados Unidos porque quería designar un día para que los empleados mostraran su agradecimiento a sus directivos. Concretamente eligió el día que era el cumpleaños de su padre, para el que estaba trabajando en ese momento. El gobernador de Illinois proclamó el día de forma oficial y actualmente se celebra en todo el país, así como en Canadá, India o Australia.
En estas zonas, algunos trabajadores aprovechan el día para agradecer a sus jefes su apoyo, su aliento y su orientación en su trabajo. Otros, sin embargo, tienen poco que celebrar en este sentido, así que puede ser un buen día para reflexionar sobre qué es lo que está fallando en esta relación de forma bilateral. Forbes dedica un reportaje a ofrecer consejos sobre cómo mejorar la relación con los superiores, que recogemos a continuación.
1. Ponte en el sitio de tu jefe. En lugar de pensar solo en tu sitio, intenta ponerte en el suyo, ver si está buscando soluciones a los problemas en vuestras relaciones y si está tratando de optimizar el trabajo en el equipo. Pensando además en los encuentros que podáis tener, prepárate a conciencia y consigue que te tenga en mente como uno de los miembros más valiosos del equipo.
2. Muestra lo que vales. Asegúrate de que estás sumando valor a la organización y en concreto a tu posición. Los jefes no quieren empleados que les den la razón en todo, sino que tengan su propia propuesta sobre cómo afrontar los desafíos de la empresa. Demostrar estas capacidades aumentará la confianza de tu jefe en ti.
3. Haz quedar bien a tu jefe. Todo el mundo se preocupa por su propia reputación en el trabajo, pero pocos entienden que esto depende en gran parte de la reputación de su superior. Si tienes la oportunidad, sin que signifique hacerle la pelota, haz quedar bien a tu jefe, lo que te deja bien a ti también, y ganáis los dos.
4. Encuentra el momento adecuado para hablar con él. Es importante ser oportuno y saber cuándo nuestro superior tiene tiempo para dedicarnos un momento, o para hablar de ese tema que hace días que queremos comentar. También hay que saber detectar en que momentos del día o de la semana está más dispuesto a abordar estas conversaciones.
5. Pide feedback. No tengas miedo, al contrario, de pedirle a tu jefe una respuesta a tu trabajo. Lo ideal sería que tanto jefes como empleados tuvieran acceso abierto a esta información, pero si esto no es así en la organización, es importante pedir una retroalimentación directamente, para saber qué estamos haciendo bien y qué estamos haciendo mal desde su perspectiva, que no siempre coincide con la nuestra.
6. Conoce a tu jefe a nivel personal. No se trata de salir con él los fines de semana, pero sí de preguntarle cómo le ha ido, y descubrir qué le interesa en su tiempo libre, en lo que puede que coincidáis más de lo que piensas. Los jefes también son humanos, la mayoría agradecerá este interés por lo que pasa fuera de la oficina.
7. Ofrece tu ayuda. Es habitual ver a los responsables de una organización colapsados por un exceso de trabajo, por lo que aunque estemos igual si gozamos de un trabajo en estos momentos, es positivo echar una mano en algún aspecto de nuestra incumbencia, o como mínimo, ofrecerlo. Además, saldremos ganando en el sentido de que nuevas tareas siempre desarrollan nuevas habilidades.
8. Mantenle informado acerca de tu trabajo. A nadie le gustan las sorpresas negativas, así que si estás teniendo problemas con tu trabajo, házselo saber. No se trata de ser alarmistas, pero sí de mantener la pista sobre una cuestión susceptible de convertirse en un problema en un futuro. Del mismo modo, si las cosas van bien, no está de más ofrecerle un informe regularmente para transmitir buenas sensaciones.
9. Promete en defecto y ofrece en exceso. Sé realista en tus planificaciones, y si tienes que exagerarlo, que sea a la baja, de forma que puedas superarlo. No te metas en promesas que no puedes cumplir y expectativas que no puedes alcanzar, lo que es un error aún mayor si los tempos los marcamos nosotros mismos.
10. Pide y acepta consejos. Porque en el entorno laboral estamos rodeados de expertos en distintos materias que nos pueden ayudar a ejecutar mejor nuestras tareas. Además, esto mejora las relaciones con la persona en cuestión, también si es nuestro jefe, puesto que a todos nos gusta que nos pidan nuestra opinión respecto a una cuestión que dominamos.
11. Muestra respeto por tu jefe. Incluso si no es de tu agrado personal, por alguna razón se ha ganado su posición, y esto hay que respetarlo y sobre todo, aprender de ello si te interesa ascender. Además, tú mismo te sentirás más cómodo en tu trabajo si entiendes las razones que justifican la posición de tu superior.
12. Sé tú mismo. Sé auténtico, como tú eres, no la persona que el jefe quiere recibir. Mostrarle respeto y reconocer su autoridad no significa ser un pelota ni darle la razón en todo si no creemos que la tenga. Hay que aceptar la jerarquía pero dando lo mejor de nosotros mismos.
13. Mantente lejos de los cotilleos. Porque aunque el chismorreo sea divertido, es uno de los elementos más nocivos para el buen clima laboral, jefe incluido. Evita opinar en estos temas y cada vez opinarán menos de ti. Y si lo haces, sé prudente y básate en acciones concretas.
14. Establece un estilo de comunicación abierto. Sé honesto y establece una posición igual ante todos los miembros con los que te relaciones, ya sean supervisados, compañeros o supervisores. Intenta, si es posible, programar un encuentro con tu jefe periódico, y aprovéchalo para aplicar todos estos consejos y construir relaciones positivas. Y si es posible, relaciónate con él fuera de la oficina, por ejemplo saliendo un día a comer o tomando un café en la máquina. http://www.equiposytalento.com/noticias/2013/10/29/catorce-consejos-para-mejorar-la-relacion-con-tu-jefe
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