La fauna que se puede encontrar en el ecosistema laboral es muy amplia y
variada | Existen diversas tipologías de empleados relacionadas con una mayor
pérdida de productividad y potencialmente dañinos para la atmósfera
laboral entre el resto de compañeros | A menudo, debemos trabajar en grupo
con ellos, por lo que saber identificarlos de antemano nos permitirá tomar una
serie de precauciones previas para aminorar su influencia negativa.
Algunos de los compañeros de trabajo más “tóxicos” para el ambiente
laboral, son los típicos “criticones”, los “trepas” o los “cabezones”, pero por
desgracia, la lista no se limita solo a ellos. Estas son algunas de las
personalidades de los compañeros de trabajo más incómodos para los demás.
Victimistas
“En España nos quejamos más que hacemos”, se suele oír a menudo. Y es que
según insiste la psicología laboral, existen verdaderos profesionales del
victimismo. Seguro que todos hemos caído alguna vez en estas actitudes. Todo lo
que nos rodea es negativo, todo se mueve en nuestra contra, y resulta que
nosotros no tenemos absolutamente ninguna responsabilidad en lo que está
sucediendo, somos inocentes. Sin embargo, lo que verdaderamente distingue al
victimista es que nunca hace nada para cambiar la realidad y se limita a
buscar que los demás empaticen con él por la cruz que les ha tocado llevar.
Cabreados crónicos
Si día tras día te cruzas con un compañero de trabajo que no te devuelve el
saludo, entonces ten claro que estás ante un cabreado crónico. Se destacan por
no mantener relaciones con los demás, dar la sensación de estar muy ocupados
desde el primer momento en el que pisan la oficina, no brindar nunca una sonrisa
y alardear de sus malas formas.
Menos habituales que los victimistas, pero igualmente presentes en todo tipo
de empresas, estos compañeros de trabajo dejan de ser tóxicos para los demás
cuando nos resignamos a asumir que su negativa actitud es consustancial a su
forma de ser. De este modo, podremos relativizar su malhumor y crear una
cortina de humo para que no contagie negativamente el clima laboral.
Desganados
Nunca duermen bien, siempre les duele la cabeza y, lo que es peor, siempre se
sienten molestos cuando se requiere de su ayuda, sin importar que sea el jefe o
sus compañeros. Su estado anímico es una constante entre el sufrimiento por las
pocas ganas de enfrentarse al trabajo diario y la frialdad. La desgana es una de
las actitudes más contagiosas y que pueden convertirse en un pernicioso freno
para el trabajo en grupo. Al fin y al cabo, los desganados suelen
privilegiar sus propios intereses ante los del resto del grupo o de la empresa
en general.
Manipuladores
Suelen ser los más inteligentes, a la par que peligrosos. El Príncipe de
Maquiavelo es su libro de cabecera y su capacidad para engañar a los
demás en beneficio propio, utilizando siempre para ello medias verdades, no
conoce límites. El resto de compañeros de trabajo solo son un medio para
alcanzar sus objetivos particulares. Carecen de escrúpulos y con tal de ascender
no dudan en traicionar a quien sea. Son expertos en el arte de seducir y la
oratoria es su fuerte. Ante este tipo de compañeros de trabajo solo nos queda
detectar su presencia, intentar conocerlos cada vez mejor y practicar
nuestras habilidades para no dejarnos influir.
Criticones
Son un clásico en cualquier tipo de empresa. No importa la cuestión sobre la
que se debata ni los argumentos empleados, ellos siempre estarán ahí para
criticar y exagerar la parte negativa de todo, creyéndose además que son dueños
de la verdad absoluta. Se destacan por ser unos eternos insatisfechos,
nada les vale ni les hace felices, por lo que suelen rebajar el optimismo y el
positivismo de quienes los rodean.
Una de sus máximas es sacar a relucir los defectos de los demás, aunque
generalmente cuando no están presentes. Una estrategia de desprestigio de los
compañeros que, según los psicólogos, utilizan en realidad para camuflar su
falta de seguridad en sí mismos y en la tarea que desempeñan.
Trepas
Su individualismo y competitividad no tiene límites. Siempre están atentos
para adueñarse de los méritos de los demás a ojos de sus superiores.
Nunca dejan pasar por delante una buena oportunidad, aunque para ello tenga
pisotear a los compañeros, de quienes suelen informar sobre sus errores y
debilidades para dar la sensación a los jefes de que son mucho mejores que los
demás.
Su capacidad para estar siempre al lado de quien más les conviene es
muy alta, y siempre están ahí para lo que el jefe necesite, sin ningún tipo de
miramiento hacia quien puedan perjudicar por ello. En definitiva, son unos
maestros a la hora de echar la culpa a los demás y sacar el mayor rédito posible
de los errores ajenos.
Cotillas
Son los encargados de hacer circular los rumores sobre la vida personal de
los demás. Aunque no tengan demasiados detalles sobre lo que cuentan, suelen
rellenar los vacíos con informaciones inventadas. Cuando obtienen algún
chisme sobre los demás, corren a contarlo al primero que se encuentren por
delante de manera casi impulsiva.
A la larga acaban contribuyendo a generar distintos bandos dentro de la
empresa, para poder sentirse respaldados a la hora de criticar a los compañeros
del otro “grupillo”. El ambiente laboral que generan es tremendamente negativo
para el funcionamiento general de la empresa, pues generar un clima de
desconfianza mutuo muy dañino.El
Confidencial
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